martes, 31 de diciembre de 2019

LUIS DANIEL ÁLVAREZ (Catamarca)



Viendo un horizonte
Perdidos en el tiempo
vemos en el horizonte
los deseos derrochados
en un torrente sin Dios
que marcha matando
el cauce de esperanza.
Nadie responde
lo que preguntamos:
¿por qué se llevan el futuro
para venderlo fuera de nuestras tierras,
si brilla bajo las luces de las estrellas
que danzan festejando los frutos de la vida?
(Del libro: “Pueblo y Rebelión”)

Rito
El veneno sulfúrico de sus labios
me lleva a un rito orgiástico.

Las flores desnudas me consumen
para renacer como árbol abrazando su vientre. 

El sol alimenta mi horizonte con
palabras, plegarias, enseñanzas y éxtasis del cielo.

En aquel río rocoso corre agua gredosa 
diluyendo el cansancio de mi cuerpo arcillado,

Hojas y ramas acurrucan mi silencio
como un niño jugando con duendes fiesteros.

Las noches plateadas iluminan
senderos humedecidos en amor y vino. 

Camina
Camina la vida
enrojecida
entre los recuerdos,
derrumbando pesadillas,
reconstruyendo memorias
que las horas mecánicas
enmascararon
con difuminadas
intenciones.

Asumir

Esperar en la ausencia
que el lenguaje
me brinde las palabras
que no herede
cuando la historia
solamente caminaba
en  pangea,
es asumir
que soy una partícula
naufragando
en los mares
pintados
por las orquestas
del silencio.

LUIS DANIEL ÁLVAREZ nació el 28 de enero de 1988 en Andalgalá (Catamarca). Docente y escritor En poesía publicó: "Pueblo y rebelión" (2013), "Vuelo onírico" (2015) y  “Pájaros de aguardiente” (2017). En narrativa:  “Sueños encajonados” (2015 ) “La fama de Edward Arparigowsky” (2019) Dirige la página web de cultura "La tuerca andante" https://latuercaandante.wixsite.com/website/blog .  Actualmente vive en la ciudad de San Luis donde desempeña  como docente y tallerista.





viernes, 29 de noviembre de 2019

ROCÍO WITTIB (Buenos Aires)


ahora que ya es después

y todavía ahora

sabemos que vuelve a ser cierta

inútil pero cierta

la vida



deberías ya comprender

que no basta

ser

ni estar

ni quedarse

cuando la piel que busca piel en su deriva

solo alcanza un suspiro vano

que no sabe morir

y con nada puede matarse



sucede a veces

así de pronto

cuando todas las preguntas

han quedado respondidas

pero aquello que sabemos

nos sigue interrogando



dirán que todo pasa

que no hay nada que el tiempo no cure

que poco a poco

que queda mucho por vivir

pero la poesía será siempre

el corazón roto del mundo

y eso no tiene consuelo



nací sin dios sin esperanza con convencimiento

nací antes de mí en el primer hombre y en el último cada día

nací con un llanto que es ahora y para siempre incertidumbre

nací huyendo a ningún lugar esquivando el destino

nací para llorar el mar para oír el bosque dormido en la niebla

nací diciendo lo que no sé callar callando lo que quiero decir

nací con todos estos versos incapaces de alcanzar la poesía

nací –insisto– insistiendo en la deriva renunciando a la renuncia

nací espera tal vez qué importa lo siento hasta siempre te quiero

nací eso es todo que mi vida me perdone



vivir es como estar a un lado del puente

y no saber que al otro lado

el puente ni siquiera existe




Rocío Wittib (Buenos Aires,1989). Ha publicado poemas en varias revistas virtuales y en papel, como Círculo de Poesía (México) y Cuadernos Hispanoamericanos (España). Publicó el libro Poemas para perseguir sin prisa el silencio (2016), en la editorial portuguesa Temas Originais. Sus poemas han sido traducidos al italiano, rumano y portugués. También es aficionada a la fotografía, publica sus trabajos en redes sociales y en captura.org. Actualmente vive en Pamplona y trabaja en su nuevo poemario, del que formaran parte estos poemas.



Todo el material que compone esta entrada fue tomado del sitio Web PenúltiMa. Una revista literaria y se puede acceder en el enlace  https://revistapenultima.com/poemas-ineditos-de-rocio-wittib/


sábado, 2 de noviembre de 2019

MARIO NESTOROFF (Chaco)



POEMA PARA UNA DESPEDIDA

Cuando me muera,
cuando mi corazón se vuelva pájaro
al otro lado de un mar sin sueños,
vendrá la luna sobre el campo abierto
a prenderme la cruz de su tristeza.
Cuando me duerma,
cuando mi corazón se forme crisantemo,
vendrán los grillos bajo el cielo puro
con su cansina música de cuerdas.
Cuando me calle,
cuando ancle el buque de mi vieja pena
en la bahía azul que me enamora,
vendrán las golondrinas del verano
para darme quizás su enhorabuena.
Cuando me olvide,
cuando se canse de latir mi pulso,
en un octubre denso de violetas,
vendrá a contarme el viento de la tarde
una canción que ya no me despierte.
Cuando me vaya,
cuando tus ojos vengan a decirme
un transparente adiós que ya no duela,
desde otro cielo claro y luminoso
te miraré con mi mirada nueva.

LA MÁQUINA DE ESCRIBIR

De puro integrar el paisaje de la sala
la vieja máquina de escribir pasa inadvertida.
Una piadosa pátina de polvo
la condecora de olvido y de melancolía.
La máquina estoica y guerrera,
si pudiera,
cuantas cosas diría,
acerca, por ejemplo, del cosmos y la hormiga.
Pero está muda, silente,
está como dormida,
acunando cuentos de hadas,
cartas de amor jamás escritas,
y hasta una pizca de filosofía.
Si acaso despertara
al simple soplo de la muriente tarde,
yo le sugeriría que te dijera, amada ausente,
que es como el horizonte la vieja pena mía.

CANTO AL CHACO
 Cielo en el campo de algodón, y cielo,
cielo en el cielo tibio de mi Chaco.
La luz del viento Norte que se agita
sobre el extenso monte de quebrachos.

Ardiente sol que alumbra nuestros huesos
y nos ciñe con sombras a la tierra.
Luna, que entibia las aldeas dormidas
y que al Este engalana las palmeras.

Tierra de pumas, yararaes y ciervos,
desde el fondo del tiempo el indio toba,
viene abriendo picadas en sus montes
y manchando sus riachos de canoas.

Esta es mi tierra donde se ara y canta.
Este es mi Chaco, algodonal tendido
al viento de la tarde que lo ondea
como a un blanco pañuelo estremecido.

Esta es mi tierra donde el hombre calla
y el fatalismo muerde sus entrañas,
cuando en el cielo un drama de langostas
ensombrece las tierras cultivadas.

Tierra de tradición, de mate amargo,
de asados al fogón y de rasguidos.
tierra de gauchos, donde algún asunto
se discute a relumbre de cuchillos.

Haciendo un viaje por aldeas y pueblos,
un latido de paz se nos ahonda.
la beatitud emerge de las gentes,
la sencillez se escapa de las cosas
La raza toba señoreó este suelo
cuando el sol era sol y el monte, monte;
aún perduran algunas tolderías,
como un sueño escapado de la noche.

Indio de piel oscura y ojos tristes,
enraizado en las selvas de esta tierra:
deja que nombre tu dolor, hermano,
hoja del árbol de una raza muerta.

Este es mi pago al Norte de mi Patria,
tierra abierta a las luces del progreso,
que va al encuentro de un llamado viejo,
que va al encuentro de un destino nuevo.

Nuestra tierra nos llama y nos amarra.
Es nuestro corazón eterno preso.
Quien mil veces partió, volvió otras tantas.
Nuestra alma está hecha de regresos.

Llegue mi pobre canto hasta los montes,
y trepe mi cariño a sus quebrachos,
Porque estoy lejos, como un niño triste
llevo en el alma el cielo de mi Chaco.

POETA EN LA CIUDAD
Desde éste promontorio yo la miro.
Es la enorme ciudad, luz y misterio.
Me digo “Es un monstruoso cementerio”.
Y el llanto se adelanta a mi suspiro.
Con saña muy del siglo al frío cemento
Ha obturado hasta su último intersticio.
Y encerrada en sí misma, en su artificio.
Se yergue la ciudad como un lamento.
Te abandono moderna catacumba
Con tu dolor inmenso que es el velo
Del misterio de todas tus ventanas..
Y parto porque quiero que mi tumba
Tenga un poco de pasto, algo de cielo,
Y sea cavada al sol de una mañana.

Mario Nestoroff, hijo de padres búlgaros, nació en Las Breñas, Chaco, el 21 de agosto de 1936.  Estudió en el Colegio Nacional “Juan José Urquiza” de Concepción del Uruguay. Posteriormente en Buenos Aires comenzó la carrera de Abogacía que no concluyó, en virtud de sus inquietudes y carácter. Trabajó en Buenos Aires en un estudio jurídico y muy joven ganó el Concurso Nacional de “Canto a las Provincias” del diario “Clarín” en 1960, con su trabajo titulado “Canto al Chaco”, otorgado por un prestigioso jurado: Enrique Larreta, Jorge Luis Borges, Fermín Estrella Gutiérrez, Ricardo Molinari y Lisardo Zía. A raíz de esta distinción el mencionado diario lo incorporó al plantel de redactores donde se mantuvo por algún tiempo. Posteriormente desempeñó los cargos de Receptor de Rentas de la Municipalidad de San Bernardo y Auxiliar Administrativo de la Municipalidad de Sáenz Peña, Chaco. Se desempeñó también en la redacción de “El Territorio” donde fueron publicadas obras suyas. Recorrió gran parte del país, de tal modo que vivió un tiempo en Misiones y después en Río Negro y otras provincias argentinas. Viajó a la patria de sus mayores, Bulgaria, donde permaneció durante un año y medio, residiendo en Sofía, la capital. Allí asistió a cursos universitarios, entre 1964 y 1966. En circunstancias inesperadas dejó de existir el 21 de agosto de 1980

martes, 1 de octubre de 2019

SANTIAGO ROUAUX (CABA)



PEDIDO

No te lleves la luz,
el milagro de la luz.
No me dejes
echado a mi suerte
como un náufrago atado
a una balsa de piedra.
Yo no sé
cuidar de mí,
no sé ahuyentar
ese pájaro oscuro
que frecuenta los mediodías.


POEMA DE LA ALAMEDA

 ¿Por qué dormías a esa hora
recostada en la alameda? ¿Por qué
a esa hora y en la alameda? ¿Venías de la huerta
y el sueño te alcanzó en el camino?
¿O fue alguna otra sombra
la que te abordó, digamos la tristeza?
¿Andabas triste últimamente? ¿Era eso?
¿Por qué fingías entonces
no necesitar a nadie?
¿Querías cuidarnos? ¿Por eso te escondías?
¿O te costaba mencionar ciertas palabras, ciertos
pasajes de tu vida?  
Vos, que cuidabas de todos,
¿dónde guardabas tus propias penas, en qué baúl
del alma las preservabas?
¿Era grande tu peso? ¿Te agobiaba?
¿Por eso llegaste a la alameda?
¿Necesitabas olvidarte
por un rato de todo,
dormir como lo hacen los niños,
ajenos al mundo y su caos?
¿Querías no pensar en nada,
en nadie?

¿Lo lograste? 


LAGO ESCONDIDO

Iba por la tarde al Escondido
con el juego de mate
y un libro de poemas de Whitman
que nunca leía.

Vos, en cambio, ibas por la noche
a nadar con amigos.

Al día siguiente,
yo buscaba tus huellas en el agua,
porque siempre dejabas
algo para mí: una ramita de arrayán,
un aro de alpaca
o una media flotando a la deriva.


SIRENAS

 ¿Quién dijo que las sirenas
son crueles con su presa? ¿Quién,
que la víctima es aquel
que se arroja por la borda
con las botas puestas y sin siquiera
saber nadar? Peor castigo
es haber oído su canto,
atado a un mástil,
y seguir vivo para contarlo.


DESPEDIDA

tengo la impresión de que en nosotros
hablar de amor
era hablar de un juego del lenguaje


Santiago Rouaux nació en Buenos Aires en julio de 1984. Estudió Letras y Psicología en la UBA. Publicó las novelas Hilario y Clara (Tocoymevoy Ediciones, 2012) y La casa sola (Tocoymevoy Ediciones, 2013). Formó parte de la antología poética Estaciones (La Parte Maldita, 2013).

La fuente de estos poemas son las siguientes páginas
CÍRCULO DE POESÍA. Nuevos poetas de Buenos Aires. Disponible en el siguiente enlace:
El Muchacho de los helados – Blog de poesía  disponible en:
De este sitio fue tomada también la fotografía del autor.
La biografía se corresponde clon la publicada por el sitio Web Modesto Rimba

domingo, 1 de septiembre de 2019

CAROLINA MUSA (Santa Fe)



La despedida
El retraso invariable del colectivo
esta vez roto en Pocitos.
Mi viejo sentado en un banco de la terminal
el perro sarnoso a un lado
varios pibes gatean por el suelo
cerámico, fresco. Al fin
viene, nos abrazamos
rápido porque hace calor
y el chofer está apurado.
Arriba el combo incluye olor a chivo
+ televisión encendida
+ ringtones de celular.
El barrio nuevo es esa fila de puntos
rojos sobre el horizonte
bajo uno de los cuales mi amiga de la infancia
con minuciosidad absoluta
cortará las verduras de la cena.
Un viejo en bicicleta
pedalea exigido
con una escalera bajo el brazo.
Me voy de Orán.
Un carancho se lame las alas
sobre un tronco quemado hueco.
Después la oscuridad
abrupta, a los costados se apaga todo
excepto la memoria en el cuerpo los indicios
de esto que intuyo siempre prematuro           ¿duele?
No, no duele.
Esa cantidad de desperdicios sobre los techos.
Quince minutos todavía
no llega la extrañeza
el asombro llueve pasando Chalicán
llueve torrencialmente
y juraría esta noche croa un sapo
acá arriba, adentro.

Postal de verano
Con las valijas en la vereda
de la casa de la infancia es decir las valijas
en la infancia misma, de algún modo
(los vecinos duermen)
podría robar el cartel de la despensa
la claridad, el cielo, la basura del corso
tirada entre los yuyos
para mi colección de souvenirs:
aerosoles sin nieve, botellas de plástico
papeles, bolsas, envoltorios
y hojas de coca masticadas y escupidas
(un sarpullido triste sobre el suelo)
En la esquina
-justo bajo el farol clueco
donde fumó Agustín en los noventa
con un gesto viciado de galán de TV-
estaciona el camión municipal
y se apean dos mamelucos amarillos
cargando una hoja de palmera
y una pala de albañil.
Uno barre,  el otro junta.
La sincronía es imperfecta, de hecho
parecen dos robots drogados cada vez
que uno barre la polvareda sube
amontona los papeles y envoltorios
levemente hacia el cordón, el otro
arrastra la pala por la calle duda
antes de acometer contra el apenas montículo
después tira el cargamento de la pala en el camión
con lasitud enervante, ambos
de súbito se detienen:
el de la pala se apoya sobre ella y cruza los pies
como un bailarín en descanso
el otro nada más ve la coupé taunus
que dobla la esquina y me descubre
espiando en plena calle, por si acaso
no levanto la mano, el de la pala
me devuelve indiferencia: bosteza
a tempo con la ruinosa casi escoba
que agita lánguida el polvo, la polvareda sube
la claridad acobarda.

Mi balcón
Calentador eléctrico.
Plato de loza blanco.
Maceta de barro sin planta.
Madera de Bolsón.
Uno arriba de otro no en este orden sino
a la inversa:
Madera de Bolsón sobre
Maceta de barro sin planta sobre
Plato de loza blanco sobre
Calentador eléctrico.
Atrás el esqueleto de una silla tonet.
Arriba la soga con broches de colores.
A la derecha un banco de trabajo.
A la izquierda un cactus patagónico anciano,
único espécimen que resiste
la insistencia inanimada de mi
balcón,
con su horizonte amputado en el ventanuco
del baño de los vecinos



Carolina Musa Nació en Rosario. Durante su adolescencia vivió en Orán  provincia de Salta. A los 18 años, volvió a su ciudad natal.
Artesana, correctora, y Licenciada en Comunicación Social, también realizó estudios en cine y museología. Paticipó en el taller de escritura coordinado por Marcelo Scalona y desde 2010 coordina el suyo para niños. Entre sus lecturas en público se encuentran el XIX Festival Internacional de Poesía de Rosario, y varios ciclos más. La editorial Tropofonía le editó en 2011 su primer libro Acústico. De allí es el primer poema que nos lee de los cuatro que podés escuchar en el micro radial que te dejamos.

miércoles, 31 de julio de 2019

INÉS ARÁOZ (Tucumán)




Tucumán

Y cuando piso el extendido rodal de oro
Que la piedra echó a mis pies
Sé que estoy ante la abundancia del mundo
Y los mendigos de la ciudad que lo pisan
Son mis hermanos, de entre ellos yo una
Los dueños de la ciudad
(Esta ciudad vieja y luminosa)
Una mano entrega a la otra
La espiga de trigo y cajas vacías
Cosas para portar sobre los hombros
Por la ciudad devastada

Un lapacho, un solo lapacho ha florecido
En toda la ciudad
Y es la luz que la alumbra
Y que se esparce por el suelo y desborda
Los pequeños cráteres de adoquines disueltos


Poema

Cada cifra del poema
Tomaba su valor
Del lugar que mis dedos le asignaban
Sobre el teclado
Y yo, sin palabras, transcribía
Leía una partitura interna
Una voz en realidad, un sonido
Dios.


Iruya

Que puedo decir del paisaje
Si todo lo olvido al segundo
Salvo la imagen de mi cuerpo osado
Mirando en lontananza
Es esto lo que queda: un inmenso
Cuerpo de puro espacio
De puro espacio
Y silencio
Pero sobre todo un muro
La mía frente
Resistiendo ese frasco del vientre
Como un movimiento suave del paisaje
De puro viento en la mía frente
Y además, alcanzo a recordar
Esta piedra en punta
Que me ha traído
Esta piedra que entonces vi
Tornada por el viento ─vi y pensé
Y mis manos hasta ella se llegaron
Y con todo su peso me la traje
Como puede un paisaje, una madre
Llevar a su niño en brazos
Sin más pensar oteando
El espacio profundo
Profundo
Azul
¿Sería azul?


Primavera del 90

Inmejorable el olor de la lluvia, de la flor tierna
Inmejorable la carrera del jugador de pelota que inhala
su vida
Profundamente
Inmejorable el primer destello del sol
En el despertar arisco del soñador

Inmejorable el santiamén que nos fue concedido


Poema
                            Dedicado a Santiago Di Lella

Y los pájaros arrasan el vuelo
Y se hunden en la misma desnudez del agua
Cómo renunciar entonces a esa simple alegría 
¡Oh gran inercia de la gran naturaleza!
La costura más perfecta del más simple motivo:
La vida.


La palabra que arrojo a la otra orilla

Aún me pregunto
Si quien lee estas palabras
Si cada palabra mía en quien las lee
Es contemplación piadosa de su corazón
Sobre un estandarte tendido en el campo de batalla
Ya silencioso
O será cada palabra en el corazón ajeno
Mi última muerte; la más reciente
Que se otorga
Entre bambalinas.

Inés Aráoz nació en San Miguel de Tucumán, Argentina, el 9 de enero de 1945. Realizó estudios de lengua y literatura inglesa y de música en la Universidad Nacional de Tucumán.
Ha publicado: La ecuación y la gracia, 1971; Ciudades, 1981 (mención del jurado del Premio Ricardo Jaimes Freyre, 1981); Mikrokosmos, 1985; Los intersticiales, 1986 (mención especial del jurado del Premio Nacional de Poesía 1984-1987); Ría, 1988 (tercer premio de la Fundación Argentina para la Poesía); Viaje de invierno, 1990; Las historias de Ría, 1993; Balada para Román Schechaj, 1997; La comunidad. Cuadernos de navegación, 2007; Echazón, 2008; Pero la piedra es piedra, 2009; Agüita, 2010; Notas, bocetos y fotogramas, 2011; Rojo torrente de fresas (traducciones del ruso de Anna Ajmátova y Marina Tsvjetáieva), 2012; Barcos y catedrales, 2012 y Haré del silencio mi corona, 2013.


Los poemas fueron tomados de su obra Echazón y otros poemas, disponible en la red en el siguiente enlace: http://ibuk.com.ar/librospdf/araoz_echazon.pdf
La biografía y la fotografía se recuperaron del sitio Web Escritores.org disponible en el siguiente link: https://www.escritores.org/biografias/24833-araoz-ines

jueves, 4 de julio de 2019

JAVIER ROLDÁN (Buenos Aires)



soy profesor de lengua
y literatura
en colegios del conurbano

no tengo automóvil
y por eso mi vida se desplaza
de colectivo a tren de tren a colectivo
de espera en espera

y hay días más diáfanos que otros
en que una clara lucidez
me permite ver

por ejemplo
en la parada del colectivo
a ese nene
que aupado por su mamá
la observa fascinado
le acaricia el pelo
la besa

ella le sonríe
mirándolo bien de cerca
se pone bizca
le da muchos besos

o veo por ejemplo
a esos dos pibes
con esa delgadez fibrosa
tan propia
de la rutina laboral

esos pibes
que esperan el tren
en Los Polvorines
y conversan con el idioma
de los sordomudos
ese idioma de señas
que hace que se miren
con mucha atención
se sonrían mutuamente

el nene
la mamá
los muchachos
prescinden
del lenguaje
hablado o escrito
de su sonido engañoso
de su sentido taimado

trabajo
de profesor de lengua
y literatura
en colegios del conurbano
y a veces me siento
traicionado por mis palabras


 Pyahu
                             a Alfredo

el acento guaraní surge en tu voz
por momentos

surge por ejemplo
cuando los ríos ceden
y te enojás
y tu alma asoma
dulce plañidera con el llanto
de un guyra campana
que no huye
porque está enselvado
y sus alas se enredan
con la exuberancia del verde voraz

surge por ejemplo
cuando sos mi maestro,
y aprendiz en la cama te pregunto
¿cómo se dice mano en guaraní? “po”
¿cómo se dice dedo en guaraní? “cua”

y mi risa resuena en la habitación
con acordes de arpa
porque el mundo vuelve a ser virgen
después de cuarenta años 


“Oh baby, creeme, es sólo cuestión de tiempo”

                                       Sé que estarás de vuelta
                                       Cuando tus días y tus noches se sientan un poco más frias.
                                       Sé que estarás de vuelta muy pronto.
                                       Oh amor créeme, es sólo cuestión de tiempo.
                                       “Always Be My Baby”, (Mariah Carey)

No te equivoques
soy un cosechero multicolor                                                       
no un viejo verde

mientras camino
por Los Polvorines
una alegría arcoíris
de ver a tantos hombres
muchachos pibes
en shores de colores
rojo verde amarillo
rosa naranja
verde clarito
floreadamente plenos

libres

una alegría que tengo
acá en mi pecho
profunda profunda
hace que les sonría
y les guiñe un ojo cómplice
y les diga:

muchachito
pibe hermoso
hombre bendito
yo soy el campo propicio
para tu colorida siembra.


de vez en cuando mamá pierde la consciencia
                                                         a Rocío Macarena


acompañándo a una amiga hasta su casa
fuimos sorprendidos por el Amor
que bajo la forma de un chorrito paquero
nos pidió unas moneditas para la cerveza

yo
casi sin mirarlo
le dije que no
que mi ética de progre bien pensante
no me permite darle monedas
 al primer amor perdido
que salga a cortarme el paso

pero mi amiga
una romántica impenitente
abriendo su monedero
buscó con ahínco dentro de él
y le entregó al amoroso falopero
una limosna para calmar la sed

entonces el Amor
ya con la monedita en su mano
mirándome ceñúdamente me dijo:
"¡¿eh gato y vos
por qué no me das nada?!
o te mantiene tu mujer,
puto?!"
y sin mediar más palabras
me dio un buen bife

que el Amor te golpee
no es poca cosa
pero que el Amor te golpee tres veces
y que te humille para recordarte todo tu egoísmo
y tus faltas hacia él
es toda una lección de vida

creo que el primer sopapo me lo dio por mi cobardía
al no querer mirarlo
mirar de frente al Amor no es para cualquiera
ahora lo sé

el segundo golpe fue en pago a mi mezquindad
si el Amor te pide un pesito para la birra
tenés que dárselo
como tenés que entregarle todo lo que te pida
siempre
acá y en la china

pero el último bife
el que más me dolió
el que me dejó lúcido
ese vino como una pura y simple
demostración de cariño

Javier Roldán nació en el Oeste del Gran Buenos Aires, en Merlo Gómez. Trabaja como docente en colegios secundarios del conurbano. Concurre al taller del maestro Osvaldo Bossi. Lee, mira películas y series, escucha radio AM todas las mañanas como lo hacía su abuela Chicha. Hace un tiempo está de novio con un indio guaraní que omonda akue hi py´a.
Los tres primeros poemas fueron tomados de la revista virtual Sonámbula y se encuentran disponibles en el siguiente link .https://sonambula.com.ar/nombres-cifran-mundos-poemas-javier-roldan/
El último poema y la biografía fueron obtenidos del sitio Web Poetas Argentinos y se puede leer en el siguiente link: http://poetasaltuntun.blogspot.com/2015/04/javier-roldan.html
La foto fue recuperada desde el sitio Web de El furgón El vagón digital de noticias y opinión de Revista Sudestada y se puede ver en el siguiente enlace